Hoy la Tierra no solo gira. Hoy nos habla.
22 de abril – Día de la Madre Tierra
Nos habla a través del murmullo del viento entre las hojas,
en la calidez del sol que despierta la mañana,
en la humedad fértil de la tierra que guarda secretos milenarios.
Nos habla… y si hacemos silencio, podemos escucharla.
Este día no es un evento.
Es un recordatorio.
Una pausa sagrada para mirar a nuestro alrededor
y recordar que no estamos separados de la naturaleza.
Somos hojas, somos fuego, somos agua, somos raíz.
Durante siglos, las culturas ancestrales supieron esto.
Honraban a la Tierra como una madre sabia, como un ser vivo al que se le retribuye,
no solo se le toma.
Pero hoy, entre el ritmo acelerado, las pantallas y las prisas,
hemos olvidado ese pacto sagrado.
Y sin embargo…
Ella sigue ahí. Esperando. Amando. Dando.
Volver al origen
Celebrar el Día de la Madre Tierra no significa hacer grandes campañas o gestos ruidosos.
A veces, basta con encender una vela con intención.
- Salir a caminar descalza.
- Observar el cielo.
- Agradecer con palabras, o simplemente con presencia.
Otras veces, se manifiesta en los actos cotidianos:
- Elegir productos que no dañen su piel.
- Reducir nuestro consumo.
- Hacer composta.
- Plantar algo, aunque sea una semilla en una taza rota.
- Elegir lo natural, lo vivo, lo que vibra con respeto.
Porque cada acción consciente es una oración en movimiento.
Una invitación a recordar
Este 22 de abril, te invito a hacer un ritual íntimo:
Detente. Respira. Agradece.
Y si puedes, devuélvele algo a la Tierra.
- Una palabra de amor.
- Un nuevo hábito.
- Un compromiso silencioso que florezca en tu día a día.
Porque cuando cuidamos a la Tierra, también nos cuidamos a nosotras mismas.
Porque ella no necesita que la salvemos…
Necesita que volvamos a casa.
"La Tierra no nos pertenece.
Nosotras pertenecemos a la Tierra."